domingo, 21 de septiembre de 2008

Emir Kusturica & the No Smoking Orchestra otra vez en Bs. As.


El talentoso director de cine y compositor serbio regresa a Buenos Aires para presentar su trabajo "Time Of The Gypsies", el próximo 15 de octubre en el Luna Park.
Y por supuesto Mme. Verité tiene una anécdota para contarles:
Corría el mes de marzo de 2005 cuando trabajaba en el aeropuerto para Lufthansa, con mi impecable cabellera platino y el uniforme azul que más que de secretaria parecía de azafata. El caso es que el look me benefició milagrosamente cuando a pedido y súplica de mi mamá y de su esposo acudí como traductora "colada" a la conferencia de prensa que se ofreció en un lujoso bar del barrio de Abasto en honor a Kusturica.
Los tres nos ubicamos en una mesa que compartimos con periodistas acreditados.
No sé cómo lo logramos, el hecho es que mi padrastro Ale, mi mamá y yo pudimos ingresar al recinto con el fin de regalarle al músico las fotos autografiadas de los espectáculos marionetísticos que Ale realiza con la particular música del homenajeado compositor serbio. Con grabador en mano y el perfil bajo observamos cómo ingresaba Kusturica acompañado de su férrea asistente francesa y de Dr. Nelle (el cantante de la banda) que se ubicó a su lado.
Los ojos de Ale brillaban al ver a su ídolo hablar sobre el escenario como un niño deslumbrado. Debo aclarar que yo hasta el momento nunca había visto un film de ese tipo que parecía recién llegado de una noche de resaca, con la expresión exhausta de quién lleva un ritmo de vida fatal.
Comenzaron las preguntas y la conferencia de prensa (1ra a la que asistí) se llevó a cabo desastrozamente. Los periodistas no habían leído ni medio renglón acerca del músico, al parecer no habían presenciado el show que se había llevado a cabo en el Luna Park la noche anterior y poco y nada sabían de lo que le iban a preguntar. Eso me tranquilizó.
Nosotros estábamos ubicados bastante cerca del escenario por lo que las miradas cómplices de Dr. Nelle me llegaban directamente. Mamá me comentó que él era el cantante de la banda y que era un mujeriego sin remedio.

La parte interesante fue cuando todo terminó y los periodistas se avalanzaron sobre los músicos para tomarse fotos con él, en ese momento me acerqué directamente hacia ellos para darle a Kusturica las fotos de las marionetas tailandesas con las que trabajaba Ale.

La gente al verme vestida de algo que se parecía a una azafata se fue corriendo y abrieron paso hasta que quedé frente a frente con Kusturica mientras Dr. Nelle me miraba insinuantemente a dos cortos metros entretenido por la prensa.

Atiné a darle la mano y a dirigirme a él en un perfecto y practicado alemán contándole del arte de mi "padre" y de su ferviente admiración por su música, la cual empleaba en sus espectáculos, luego seguimos conversando en inglés y le dí las fotos autografiadas mientras Ale nos miraba desde atrás de la multitud en un estado catatónico provocado por el nerviosismo de tener en frente a su fuente de inspiración.

De repente apareció la francesa interrumpiendo ese encuentro mítico con la intención de llevárselo. Yo no sabía muy bien cómo seguir la conversación, pero la improvisación me salía bastante bien, éramos simplemente dos personas conversando, sin pensarlo estaba haciéndole una entrevista a uno de los directores de cine que actualmente más admiro.

En esa época yo recién tenía escasos veintitantos por lo que la invitación a la lujuria del Dr. Nelle que luego se me acercó, fue rechazada; igual sirvió para alimentar mi ego por un momento pero no pasó de allí. No ocurrió mucho más, porque la secretaria francesa arrastró a Kusturica entre la multitud y Dr. Nelle los secundaba mientras yo aproveché para despedirme del fatigado músico con un beso en la mejilla.

Al reencontrarnos los tres en casa de mamá no podíamos creer lo que había sucedido y desde ese momento supe que el periodismo era lo que quería para mi.