domingo, 8 de marzo de 2009

Las fantasías de la Sra. Ofelia


La Sra. Ofelia está claramente, como su título lo indica, casada. Aunque cualquier desconocido que no supiera nada de su vida podría cometer el pecado de llamarla Srta. Ofelia. Ella es una colega muy particular que teoriza a diario acerca de las barreras (sino debo decir barrotes) que la aprisionan dentro de su matrimonio y se cuestiona si la monogamia es algo natural o impuesto con un propósito específico de la sociedad en la que vivimos.

Ofelia, al igual que yo y muchas mujeres, fantasea con amoríos extra maritales, juega con las palabras a darle un doble sentido a su vida, sin tener precisamente una doble vida que complique demasiado su modesta existencia.

A menudo se escapa a los bares con amigos y colegas entre los que dispara sus dardos escondidos por la ingenuidad que aparenta (y que a mi nunca ha terminado de convencerme); espera que alguien termine por enseñarle el camino hacia un horizonte más sórdido que matice su rutina naive. Y aunque yo solo conozca su lado oficial, ese que muestra en la oficina , sé que dentro suyo se libra una verdadera revolución. Sé que ella duda haber nacido solo con el propósito de casarse y concebir hijos y va en busca de un sendero más existencialista y que ese pequeño espacio laboral al que concurre apenas cuatro horas por día es el oasis para sus pensamientos de liberación que la hace revalorizar su precoz juventud marital.

A veces entramos en apasionantes temas, pequeños debates que desafortunadamente solo duran unos minutos, ya que siempre hay alguien presto a cambiar el objeto de conversación, en esos momentos adivino en los ojos de Ofelia (a veces en sus comentarios) unas ansias de concertar con alguien unas dos horas de placer carnal en algún tugurio de esos que abundan en esta ciudad, ella suele entonces esbozar una sonrisa maliciosa.

Ofelia siempre pregunta, indaga con el sexo escrito en su cabeza, quiere saber que hay más allá del hombre que todas las noches la espera en su cama. Si pudiera hablarle francamente le diría que principalmente no creo en el matrimonio y que cada mujer es libre como una paloma en el viento, libre para escoger sus amantes, sus amigos, sus compañeros de ruta así como los hombres lo han hecho a lo largo de la historia mientras nosotras ocupábamos los puestos de devotas y fieles esposas. Querida Ofelia: nuestra libertad ya no es un secreto, ni un mal ejemplo para nuestros hijos, es una puerta abierta para transformar aquellos viejos y falsos conceptos que nos mantuvieron esclavizadas e inmóviles durante demasiado tiempo.

jueves, 5 de marzo de 2009

La poesía no ha muerto

Estrechar una mano a hurtadillas, sentir como se dilatan las pupilas, rendirse ante una sonrisa, conocer a una persona nueva en una persona que creíamos totalmente conocida, así es la poesía de la vida. Cada latido renovado, cada suspiro robado por un encanto refrescante que acaricia la desgastada rutina es un despertar.
¿Cómo va a morir la poesía, si a días de llegar el otoño se hace verano de nuevo?. Si desear me hace sentir más viva, si siento fluir la magia por mi cuerpo, de un beso, del roce de una piel tan sensible como la mía, si puedo ir a Barcelona y con solo cerrar los ojos un segundo llegar hasta Oviedo.